Como todos los años, en el mes de octubre las mujeres rurales están de celebración. Ellas desempeñan un papel fundamental en las economías rurales de los países desarrollados y en desarrollo y empujan para el avance hacia un desarrollo rural igualitario.
En la mayor parte del mundo en desarrollo participan en la producción de cultivos y el cuidado del ganado, proporcionar alimentos, agua y combustible para sus familias y participan en actividades no agrícolas para diversificar los medios de subsistencia de sus familias. Además, llevan a cabo las funciones vitales en el cuidado de los niños, los ancianos y los enfermos.
Es importante hacer visible su importante aportación económica y social en un entorno mucho más complicado a la hora de acceder a las mismas oportunidades que las mujeres del medio urbano. En el campo los cambios siempre son más lentos que en las ciudades.
Las mujeres rurales dependen en su mayoría de los recursos naturales y la agricultura para subsistir, y representan una cuarta parte del conjunto de la población mundial. En los países en desarrollo, las mujeres rurales suponen aproximadamente el 43 por ciento de la mano de obra agrícola y producen, procesan y preparan gran parte de los alimentos disponibles, por lo que sobre ellas recae la gran responsabilidad de la seguridad alimentaria. Teniendo en cuenta que el 76 por ciento de la población que vive en la extrema pobreza se encuentra en zonas rurales, garantizar el acceso de las mujeres rurales a recursos agrícolas productivos empodera a las mujeres y contribuye a reducir el hambre y la pobreza en el mundo.