
Los antiguos pobladores de Gran Canaria buscaban respuestas a sus inquietudes religiosas en lugares cargados de misticismo y relacionados con la astronomía como Risco Caído, la Necrópolis de Artenara, el Roque Bentayga o Cuatro Puertas, por lo que “es fundamental honrar a nuestros antepasados y poner en valor el cielo como recurso natural y protegerlo de forma sostenible para poder disfrutar con la experiencia única que supone la observación de las estrellas”, destacó la consejera de Turismo del Cabildo de Gran Canaria, Inés Jiménez.
Gran Canaria posee unas características medioambientales únicas y el 46 por ciento de su territorio ya ha sido reconocido como Reserva de la Biosfera. Los municipios de La Aldea de San Nicolás, Mogán, San Bartolomé de Tirajana, Tejeda, Artenara, Gáldar y la Vega de San Mateo están incluidos total o parcialmente en este sello de la UNESCO, lo que supone que más de 100.000 hectáreas están protegidas, de las que 65.000 son terrestres y 35.000 marinas.