lunes, 14 de mayo de 2018

La zona arqueológica del Roque Bentayga en Tejeda declarada Bien de Interés Cultural

La zona arqueológica del Roque Bentayga, Roque de Cuevas del Rey y Roque Narices, en el término municipal de Tejeda, Gran Canaria, una unidad geo-paisajística y cultural conocida como Sierra del Bentayga, ha sido declarada Bien de Interés Cultural. En su conjunto, esta zona arqueológica, constituye uno de los ejemplos más destacados de asentamiento troglodita prehispánico de la isla de Gran Canaria, en el que conviven todas las tipologías de espacios y usos posibles.

El conjunto del Roque Bentayga es uno de los yacimientos más importantes de la arqueología de Gran Canaria y del conjunto del Archipiélago. Este excepcional yacimiento tuvo un papel central en el proceso de conquista de la Isla y comienza a ser estudiado por la ciencia desde la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo a partir de las exploraciones del que fuera conservador del Museo Canario, Víctor Grau Bassas.

Más allá de la significación que en el imaginario colectivo de Gran Canaria ocupa la Sierra del Bentayga como uno de los principales escenarios de la resistencia prehispánica al proceso bélico de la conquista castellana, la zona arqueológica del Roque Bentayga, Roque de Cuevas del Rey y Roque Narices es un área de enorme interés científico, patrimonial, etnográfico y paisajístico por sí mismo.

Hay que subrayar la potencialidad arqueológica que aún conserva, al ser uno de los grandes asentamientos del interior de Gran Canaria y uno de los yacimientos más complejos y rico en variedad de elementos culturales del Archipiélago y que, sin duda, representa un recurso científico de primer orden para el enriquecimiento del conocimiento que poseemos de nuestras culturas primigenias. También, hay que recalcar la presencia en esta Zona Arqueológica de notables bienes de interés etnográfico, algunos claramente supervivientes de las culturas primigenias (aprovechamiento del hábitat troglodita, rutas pastoriles, creencias y usos del territorio, así como otros productos de las nuevas prácticas culturales surgidas tras la conquista. Esta Zona Arqueológica es, asimismo, un espacio esencial para la divulgación y difusión públicas de la cultura de los antiguos canarios y está llamada a constituir un punto de dinamización cultural, económica y turística fundamental para toda la comarca centro de Gran Canaria.

Delimitación del ámbito de protección

La delimitación del ámbito de protección responde, esencialmente, a un criterio de concepción unitaria de los tres espacios que la conforman, que sin duda alguna integraron en el pasado un conjunto habitacional unificado y articulado, capaz de albergar el más amplio espectro de las actividades sociales de las primeras culturas asentadas en Gran Canaria, desde el puramente habitacional hasta el mágico-religioso y simbólico, pasando por el mundo funerario y la conservación y almacenaje de los recursos para garantizar la supervivencia, así como manifestaciones escritas en sus paredes de aquella primitiva lengua. Consecuentemente, es un hito inmejorable para la correcta aprehensión de la realidad aborigen de la isla en toda su amplitud y de la interacción indisoluble entre las distintas facetas de la existencia humana. Cabe citar, la importante pervivencia cultural que aún sobrevive en esta zona, a través de distintas manifestaciones etnográficas.

Este carácter unificado no puede tampoco detraerse de las propias características geomorfológicas y paisajísticas del sitio, que lo definen como un lugar preeminente no sólo en el contexto de la Cuenca de Tejeda, sino que su formación es uno de los hitos geológicos más notables de la isla y del archipiélago, al constituir una de sus señales paisajísticas más destacadas e identificativas.

Su declaración BIC salvaguarda no ya de un sitio arqueológico de gran interés científico, sino de un paisaje cultural completo, integral y bien vertebrado en el que concurren múltiples valores de gran proyección futura. Con su delimitación se garantiza la efectiva salvaguarda y conservación del conjunto así como una comprensión lo más íntegra posible de su valor histórico. De este modo se concibe la protección unitaria del conjunto de las evidencias que testimonian culturalmente a las poblaciones aborígenes de Gran Canaria, en la diversidad de manifestaciones que les confieren singularidad histórica.